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Un
tratamiento antibiótico es capaz de mejorar la función
cardiovascular
Durante
los últimos años, diferentes grupos de investigación han
intentado buscar una relación entre la cardiopatía isquémica y
algún agente infeccioso (virus o bacteria) con capacidad para
lesionar el endotelio vascular. Aunque los resultados han sido hasta
ahora poco clarificadores, C. Pneumoniae ha sido considerada
un buen candidato en diferentes trabajos publicados. Se trata de una
bacteria que frecuentemente produce infecciones en la población
general (sobre todo del tracto respiratorio) y además se ha
obtenido evidencia de su presencia en las placas de ateroma de
pacientes con enfermedad coronaria.
Recientemente
se ha demostrado que un tratamiento antibiótico es capaz de mejorar
la función cardiovascular en pacientes con cardiopatía isquémica
(CI) y sintomatología anginosa. Investigadores del Hospital St.
George de Londres publican en Circulation un estudio en el que
sujetos cardiópatas con serología positiva para Clamydia
pneumoniae respondieron favorablemente a un ciclo de azitromicina
oral.
El estudio en cuestión incluye 55 pacientes con CI y serología
positiva para C. pneumoniae que fueron asignados aleatoriamente a
recibir azitromicina oral o placebo durante un período de 5
semanas. Previo al ciclo antibiótico y al completar el mismo se
realizó a los pacientes un estudio que incluía: determinación de
niveles séricos de selectina-E y factor de von Willebrand como
marcadores de disfunción endotelial y proteína C reactiva como
marcador de inflamación. La flexibilidad vascular como contraposición
a la rigidez inducida por la arterioesclerosis se evaluó
determinando con Eco-doppler la dilatación de la arteria braquial
mediada por el flujo sanguíneo.
Tras el tratamiento, los pacientes con azitromicina mejoraron la
capacidad de dilatación de la arteria braquial desde un 2,66% basal
hasta un 4,78%. Sin embargo, no se observó mejoría en el grupo
control (3,11% basal frente a 3,09% tras cinco semanas de placebo).
Además en los pacientes tratados, se produjo una disminución de
los niveles de selectina E y factor von Willebrand de 28,2 ng/mL y
36,6 IU/dL respectivamente.
Según los investigadores, aunque el estudio evidenció una mejoría
de la funcionalidad arterial, no fue diseñado para demostrar que el
tratamiento antibiótico fuese capaz de revertir la arterioescleosis
o reducir los episodios de angina. Es más, los autores del trabajo
se plantean la posibilidad de que el beneficio observado no dependa
de la erradicación del agente patógeno ya que los sujetos con
niveles muy elevados de anticuerpos frente al germen mejoraron igual
que aquellos con niveles bajos. Se ha sugerido que el efecto
antiinflamatorio directo de la azitromicina podría ser el factor
responsable de la mejoría observada (todos los macrólidos poseen
efectos antiinflamatorios).
Los autores declaran que el siguiente paso en este vía de
investigación es el diseño de un estudio que consiga identificar
el mecanismo responsable por el cual el antibiótico es capaz de
mejorar la función del vaso. Se conseguiría así una base científica
para poder desarrollar antibióticos más eficaces, agentes
antiinflamatorios apropiados para este contexto o incluso vacunas.
Circulation: JAHA, 26.feb.2002
fuente:
MEDSCAPE.ELMUNDO
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